viernes, 4 de marzo de 2016

Nunca es tarde para morir.

Hola!!
¿Qué tal todo? Espero que bien, aunque el tiempo no acompañe especialmente en según qué zonas del país… Pero es invierno y si ahora no hace malo, a ver cuándo; pero a lo que íbamos: reseñita que toca.

Hoy vengo para hablaros de una de mis últimas lecturas, que es algo más especial que otras: se trata de la novela Nunca es tarde para morir, de Pablo Palazuelo, autor que se puso en contacto conmigo para que leyese y reseñase su novela y que muy amablemente me envió un ejemplar en papel dedicado para este fin. Así que antes de nada, mil gracias! Ahora sí, al tajo J


«Las Trompetas de Jericó tronaron desde el cielo anunciando la inminente llegada de la muerte».
Así arranca esta novela negra y de misterio, en la que cinco enigmáticos veteranos de sus respectivos servicios secretos conocen a una cautivadora adolescente, de mala vida y peor fortuna, que desatará una espiral de sorprendentes fatalidades y los arrastrará hacia un enemigo despiadado.





Cuando leí la sinopsis ya me entró el gusanillo, me pareció que pintaba interesante y que sería una lectura que iba a disfrutar; cuando el autor me pasó el prólogo y el primer capítulo tuve claro que quería leerla. Me llevó ‘bastante’ leerla, pero sobre todo por cuestiones personales de tiempo; aun así, fue tiempo muy bien invertido y no me arrepiento para nada de embarcarme en esta aventura.

Al empezar a leer lo primero que me llamó la atención fueron los propios protagonistas, cinco amigos que andan en los 60 años de edad, pertenecientes a sus respectivos servicios secretos y de espionaje. Nunca había leído una novela, o casi nunca, en la que los protagonistas fuesen mayores, fuesen ya señores señores y esto fue algo que me resultó la mar de curioso, pero a medida que iba leyendo me fue gustando más y más.

La evolución de los personajes es buena, es lógica, enseguida te das cuenta de cómo es cada uno, de cómo se complementan entre ellos y del buen equipo que forman, por eso es fácil encariñarse con ellos (yo ya os digo que mi favorito es Travis); por todo esto, al lector le es fácil sufrir con ellos, comprender sus sentimientos, su pasado y emocionarse con este viaje que emprenden. Además, tienen unos ‘enemigos’ a la altura y con las mentes más retorcidas que me tengo encontrado en un libro, que en ciertos momentos hasta pides que paren de maquinar sus torturas (aún antes de que empiecen!).

Por si fuera poco el tener unos buenos personajes, el estilo del autor es más que correcto, estamos ante 608 páginas que se pasan relativamente rápido, no hay momentos de aburrimiento; sí hay partes más pausadas, pero no aburridas, son sólo ratos en los que podemos coger aire para leer lo que viene a continuación. Hay partes que son trepidantes y están contadas muy bien, de forma dinámica, sin caer en el exceso pero sin pecar tampoco de quedarse corto. Además, la historia en sí, cómo está contada, cómo está llevada es muy buena y cuando te quieres dar cuenta estás ya más que enganchado y sólo puedes querer saber más de la aventura de este peculiar quinteto. En cuanto a la historia, lo bueno que tiene también es que cuando crees saber por dónde va resulta que da un giro de 180º que te deja boquiabierto, bien porque no lo ves venir, bien porque no quieres verlo (ojo a los giros finales!).

Lo cierto es que se nota el trabajo realizado por el autor porque son 608 páginas que enganchan y se nota que trabajó lo suyo, porque las explicaciones que nos ofrece en los diversos campos en los que se apoya la historia están muy bien. Así que una vez más, gracias a Pablo Palazuelo por la oportunidad de conocer su novela.

Y vosotros, conocéis a nuestros amigos Travis, Johann, Louis, Harry y Nikolái? Si no es así, ya estáis tardando.



Hasta la próxima entrada   ;)

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