Hola!!
¿Qué
tal? Os traigo hoy, en esta lluviosa tarde, la segunda parte de la
trilogía de las 'Guerreras' de Megan Maxwell, Desde
donde se domina la llanura.
Sin más preámbulos, vamos a ello.
Gillian
es conocida entre los miembros de su clan como la Retadora por su
carácter indomable, que siendo su mayor atractivo es también su
gran maldición. Enamorada de Niall desde la infancia, juntos
vivieron una bonita historia de amor que se rompió cuando éste
partió a luchar junto al rey de Escocia sin despedirse de ella.
Gillian se juró entonces que jamás lo perdonaría. Niall, por su
parte, es tan testarudo y orgulloso como su amada. Ahora que ha
regresado y vuelven a encontrarse, ninguno de los dos está dispuesto
a dar su brazo a torcer. Cada uno ha sufrido a su manera la ausencia
del otro. Pero la vida es caprichosa, y la pasión que sintieron en
el pasado comienza a apoderarse de ellos de nuevo. ¿Serán capaces
de resisitirse?
En este caso conocemos la historia de
Niall McRae, hermano de Duncan, y de Gillian McDougal, una de las
mejores amigas de Megan, a la que conocimos ya en el primer libro. El
tema no es original, me explico: la historia en sí es un poco más
de lo mismo y en general me dio la sensación, todo el tiempo, de
estar leyendo al hermano pequeño de la otra novela.
Tanto
los personajes principales, Niall y Gillian, como la propia historia
daban la sensación de necesitar a los primeros para funcionar, como
si fuesen de la mano de Deseo concedido.
Esperaba con muchas ganas leer este libro, me había enamorado
locamente de Niall en el primero, pero me llevé una desilusión al
ver que las páginas avanzaban y no llegaba ese momento álgido que
sí vi en el anterior; pero lo peor, para mí, fue que para acabar la
historia tuviese que venir Megan para resolverlo todo, apoyando mi
teoría y sentimiento de que este no tenía la fuerza suficiente.
Es como si toda esa fuerza estuviera
sólo en el primero y es este el que tira del carro de los demás:
Niall es el hermano pequeño de Duncan y su libro igual. Además de
que en ciertos momentos la cabezonería de Gillian es demasiada y me
saca de quicio, algo que ya pasara algo en el anterior.
Lo
que sigue siendo maravilloso en este libro son los paisajes que nos
presenta la autora, parece que estás allí mismo y debe de ser
precioso. Pero para mí, por desgracia, esto en esta ocasión no es
suficiente para borrar el error de infravalorar a los protagonistas,
sobre todo a él. Quizás esperaba demasiado porque era mi favorito y
ya se sabe lo que pasa cuando alguien espera mucho, pero no sé...
Desde las primeras páginas tuve la impresión de que estaba leyendo
al hermano pequeño de Deseo concedido
y esa sensación continuó hasta el final, reforzada cuando vino
Megan a salvar la situación (Megan y medio regimiento, como pasó en
el segundo de Pídeme lo que quieras,
si no recuerdo mal).
En fin, y a vosotras, ¿qué os
pareció? ¿Tuvisteis esa sensación que os comento u os encantó?
Hasta la próxima entrada ;)
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