¡Hola!
¿Qué tal todo? Espero que bien; hoy me
paso por aquí para contaros mi humilde opinión sobre una de las últimas
lecturas por placer que tuve la oportunidad de acabar; se trata de un libro que
me regalaron en Navidad, por el día de Reyes: El café de los corazones solitarios, de Milly Johnson.
Carla Pride
acaba de quedarse viuda, pero lo peor de todo ha sido descubrir que su marido,
Martin, no era el hombre que ella creía. Tras enterarse de su engaño, tendrá
que enfrentarse a las consecuencias y continuar su vida lo mejor que pueda.
Molly Jones bastante tiene con su hijo y con su nuera… Hasta que aparece su
marido, tras años de abandono, dispuesto a corregir los errores del pasado.
Will Linton está arruinado. El banco no quiere renovarle el préstamo que
mantiene su empresa a flote… Y cuando creía que ya nada podía irle peor, su
mujer lo abandona… El café de la esquina, regentado por la encantadora Leni
Merryman, se convierte en un lugar de peregrinaje para sus protagonistas, donde
comparten confidencias, decepciones e ilusiones… ¿Pero podrán encontrar la
seguridad que necesitan? Y mientras Leni les ayuda a reparar sus corazones
solitarios, ¿podrán devolverle el favor cuando ella más lo necesite?
Lo primero que me llamó la atención de
este libro fue, como os podéis imaginar, su portada y después el título; estoy
en una época en la que todo libro que lleve por título algo relacionado con un
café o con una librería, cae en mis manos (o eso pretendo, que no siempre se
consigue).
Tengo que reconocer que, a pesar del
amor a primera vista que tuve, al ir avanzando la lectura me iba desenamorando;
esto no quiere decir que me disgustase la historia contada, para nada, pero
creo que esperaba otra cosa y realmente cuando más más me enganchó fue hacia el
final. La novela te cuenta la historia de varias personas que se acaban
encontrando en el Café de la Esquina; pues a mí me ‘atrapó’ cuando empezaban
los desenlaces de esas historias y, lo que me gustó de esta parte final es que
aún se guardaba alguna sorpresa, lo cual se agradece.
Los personajes no me parecieron
grandes personajes que vaya a recordar ahí con especial cariño, pero tampoco me
parecieron los más planos del mundo, ni mucho menos; no hay ninguno que odies,
pero tampoco ninguno que te enamore y te deje pensando en él días después de
acabar la novela. La historia avanza a buen ritmo, aunque a veces tenía la
sensación de estar ‘perdida’ temporalmente (pero esto no es ninguna novedad
tampoco, no hace falta mucho para que yo me pierda), pero tampoco es esto
ningún drama porque esta es una novela en la que priman los sentimientos y las
situaciones frente al tiempo en el que tienen lugar.
Creo que no hubo nada que, para mí,
merezca la pena recalcar especialmente, ni positivo ni negativo; la verdad es
que esta vez me dejó así como más indiferente esta lectura, una pena, aunque
tampoco me arrepiento.
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